miércoles, 3 de enero de 2018

Por qué no empezamos

Por qué no empezamos. El año, la vida, los besos. Por qué no empezamos y nos dejamos doce meses en el tintero. Por qué no incendiamos los deseos y provocamos una explosión de ganas. De sexo. De besos. Por qué no empezamos y nos dejamos de novios que te los pusieron bien puestos, de exnovias que nos vendieron lo eterno como necesario, de sábanas que olvidan, de amantes sin el "ama" delante. De esas caras que se olvidan, de esos amores que perdieron tanto como tus ojos. Que buscaron consuelo en otro pecho, en otro lecho. 

Por qué no empezamos y nos dejamos de contar los añitos de uno en uno. Por qué no empezamos a enamorarnos, a querernos, a besarnos. Por qué. Si lo teníamos apuntado por ahí. Lo juro que en algún papelito nos lo apuntamos. En alguna promesa que nos rompieron, en algún abrazo que nos engañó. Seguro que se nos ha perdido en alguna relación inestable de esas que se llevan ahora. O viceversa. Tú me entiendes. Por qué no empezamos por tu nombre, por una i griega, por mi nombre.

Por qué no empezamos y nos robamos todas las ilusiones que nos dejamos en el hueco del olvido. Con lo bien que te conozco. Con lo bien que nos rechazamos. Con lo bonito que fue lo vuestro. Con lo breve que fue lo mío, por qué no coges y nos empezamos. El mes, la cuenta, la hipoteca, los niños. Por qué no empezamos la familia, la casa por el tejado, las ganas por la cama, la ropa por el suelo.

Ahora que ambos hemos cambiado. Ahora que los dos andamos con más años que decepciones, por qué no nos probamos, por qué no lo intentamos. Si ya hemos aprendido el no, por qué no empezamos por un sí. Ahora que conocemos la mentira por qué no empezamos a darnos de verdades a bofetones sin manos. A anillos que nos guardamos en un cajoncito del dormitorio que nunca abrimos.

Seguramente por qué estaríamos temiendo lo de siempre. Para decirnos que ahora sí que me daría para ti. Para hacernos nuestros. Dispuestos los dos, de llenos, a darlo todo por nada. Miedo a darnos de ostias contra toda promesa que fuera a funcionar.

Miedo a la distancia en cuerpo más que en alma. Miedo al por qué no falla. Si nos eneseñaron que todo acaba. El 2017, el domingo, el chocolate, este texto. Y porque seguramente estaríamos llamando a esa sensación incómoda de todo corazón herido. 

Todo ese desconcierto pesimista del;

Por qué no lo acabamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe bonito...