sábado, 21 de octubre de 2017

De mí, contigo

Me acuerdo de mí. De cuando yo sonría por verte llegar con la vergüenza entre tus mejillas. Me acuerdo de mí, cuando nos íbamos los dos a la cocina. A darnos amor del bueno. Ahí donde me enseñabas a ser tu hombre. Donde tu sandwich siempre era más grande que el mío. Me acuerdo muchísimo de mí, cuando salíamos al parque. A buscar la felicidad de un perro que le prometimos, como niños chicos ilusionados, un porche en mitad del campo.

Me acuerdo de mí. Mucho. Hasta tal punto que si te hablo me da la sensación que aún somos. Que aún estamos. Me acuerdo de mí, en esos momentos donde cometimos las típicas locuras de adolescentes. Me acuerdo de la piscina, de la fría Granada, de la agenda garabateada con nuestras aventuras. Me acuerdo de mí, buscando un hueco en tu cuarto, en tu cama, en tu mesa. Me acuerdo de tu último sujetador azul añil. Y de tu boca pregúntandome si era bonito. Me acuerdo de mí, callado. Buscando con mi mano cualquier zona de tu piel erizada.

Me acuerdo muchísimo de mí en tu cuerpo. Me acuerdo de mí y de tus besos. El binomio perfecto contra todo mal, contra todo pasado. Y me acuerdo de mí cuando empecé a fallar. Cuando no tuve el valor de. Cuando no fui lo suficientemente maduro para volverme a enamorar de ti. Y se me viene a la mente el peor yo dándote tus mejores lágrimas. Y me acuerdo de todo lo que aprendí escribiéndote cada dos días. 

Por eso yo hoy, estoy acordándome de mí. Muchísimo de lo que era nuestro. Y no he podido separar. Me he acordado de mí.

Tanto como de ti. Y en ese momento es cuando paro de escribir. Porque si hubo un día que te escribí bonito, esos fueron todos aquellos en los que me acordé de mí...

De mí, contigo.

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