jueves, 15 de junio de 2023

Con la fe intacta

Al amor hay que ir con principios. Con la fortuna de que te encuentres a aquella que haga broma del problema. De la chica que cuando te sonríe te destruye cada nudo que acumulas en la vida. Al amor hay que ir con la misericordia de encontrarse con esos hoyuelos que empiezan a inundarte las fotografías de cualquier día, a cualquier hora, en cualquier cerveza, rato, tarde, cama, sofá.

Al amor hay que ir con la fe casi intacta. Y donde su risa sea el único rezo, oración de la mañana, hogar, sal, playa, arena, verano, mucho verano en cualquier invierno. Y que no acabe. No como plegaria sino, como himno de aquella descalza caminando hacia ti de pies juntillas a dejarte sus labios marcados en una cara que, desde su presencia, ya no conoce derrotas, ya no proclama el verso. Y lo deja todo en cualquier sudadera viendo el atardecer o a cualquier camiseta de fútbol haciendo de él su mismísimo pijama.

Acostumbrados al miedo, cualquier monstruo se viste de verdad. Cualquier ilusión explota, cualquier promesa se asusta. Te quiero pero despacio. Va ella, que a veces, parece como si no está ni se le espera, y un día sus rizos dorados te escriben un short message system al instagram, y te rompe los esquemas, te enseña el escalofrío, los pelos de punta, la sed, la larga espera.

Desorden que recoge el polvo, ordena la esquina de los trastos y te agarra de la mano guiándote a cualquier lugar donde vas a ser feliz. Donde la vas a ver reír. Y si se ríe, no hay manera de perderse la fe.

Pues ella, sin llamar la puerta, cualquier día, te inunda su presencia.
Y me prometo que recordaré el final del curso que, conociéndola,
no te va a terminar acabando la historia.

Pues ella va,
y te la hace suya.
Como si de una horda de momentos
conquistaran tu piel,
tu vida,
tu fe.

sábado, 15 de abril de 2023

Tiburones

Demasiado amor para tanta bendita locura. No se sabía ni lo que quería. Sus ganas fueron dos días mal contados. Duraron lo mismo que esos amantes suyos que tanto criticó y prometió no repetirse. Injusto para estas maderas, cruel para mi tripulación; mis ganas, mis ilusiones, mis miedos, todo lo que tenía por regalar. Que me sigue allá donde voy sin pedir permiso, sin casi si quiera preguntar. Probablemente querría ella, olvidar otro motín a sus pretensiones. Demasiadas risas para su sonrisa. El amor se te quedó grande. No te cabía tanto. Y no supiste como recogerlo, ni lo supiste abrazar. Me encantó conocer tu historia, de verdad. Me encantó empaparme de tu diario de a bordo y dibujar un mapa en tu brazo, en tu piel, de todo lo que nos íbamos a enamorar. Me encantó tu historia, sobre todo, cuando parecía no tener un final.

Otra orilla con mi bandera pirata clavada en la tierra. Ondeada por el viento que me hace alejar. Otros labios conquistados sin maldad. A diferencia de otros, inolvidable, porque nadie te supo hacer tan bien el amor, porque nadie te va a tratar con tanto cariño en ese reloj de arena que me marcaba un agónico tiempo en el que nos lo teníamos que currar. Lo sé, mis frases, te van a cuidar allá donde otros van a destrozarte la cama. Vas a recorrer el Mar Caribe buscándome, y ahí, sólo vas a encontrarte tiburones. Y, ¿sabes qué? Te van a invitar a una copa, o a dos; a una vida de mentiras, y luego te van a devorar en aguas cristalinas. Del mismo color de unas lágrimas que hubiera secado con gusto miles de noches en un sofá; cansada del trabajo, de la casa, de la vida. No te digo yo que fuera a gustarte mi plan fatal, pero desde luego, no nos íbamos a ir a dormir al fondo del mar, en las mismísimas fauces de cualquier escualo del cariño, siendo presa, comida, de cinco minutos. Pues eso es lo que dura el amor en los tiburones.


Otra playa virgen donde venden cualquier cosa que creen ser amor, cuando era la mitad de un capricho divino de mal contados dos puestas de sol. De nuevo a la mar. Trofeo por un tiempo. Y, aunque siga brillando, nuevo en las aguas de un casi te quiero. Un desatraque más a este barco que, sin timón, busca de nuevo cantos de sirena, playa donde vivirse una relación, pero de las de verdad. La próxima x en el mapa, son unas buenas dosis de alguien que te busque, que te escriba con toda la intensidad. De esas que te queman whatsapp, el perfil de instagram. De las que saquean una ciudad por ti. Y te la hacen inolvidable. Donde te dan tu lugar, tu valor, tu gusto y te dejan intacta la dignidad. De las que se piensan quedar sin dudarlo un segundo, coño. De las que te vendan los ojos en una cama, en mitad de un viaje largo y te dicen; de aquí no te vas a escapar. 

Te escribo porque tú también has estado al otro lado de esa maldita frase de whatsapp que te llega un día después de dos o tres ilusiones. Que detrás de esos no eres tú soy yo, detrás de esos no tiene nada que ver contigo, de todos esos puntos donde se lo tiene que pensar un poquito más, ahí estamos nosotros sosteniendo un final de campeonato. Y te lo digo de verdad, de corazón, lo que menos importa es como te lo piensan terminar. Da igual el final. Poco importa con qué excusa se larguen, porque en altamar, te puedo asegurar, que se tiene prohibido hablar del horizonte, del fin del mundo, y de todos esos sueños que dejaste porque pensabas que el amor se acabaría sin ni si quiera intentarlo.

De eso se trata el amor. De que no tenga final.

Y si nos lo pusieron,
entonces,
Es que no era amor.

O que volverá después, 
    a limpiarse las heridas de aquellos tiburones que
        acechan, hambrientos, este texto...

domingo, 9 de abril de 2023

El amor de una pirata

Alguien que se eche a la mar. Que se pinte los labios rojo carmín. Rasgarse las vestiduras en cualquier sábado de pasión. Alguien que se eche a la mar, sin miedo a la deriva. Que vaya directa a los tiburones. Que la compañía sea la excusa de todo. La voluntad de un alguien. Así venimos a este parón, a exigirse que se partan el alma sin sacrilegio. Amarse en tiempos de orgullo propio, de quererse de puertas pa' dentro. Icónico que en la era del amor libre, es cuando más agarrotados estamos. Yo ya no soy capitán de nada ni de nadie. Surco sin rumbo, naufrago en cualquier playa y bebo vino cuando todo creía estar bien, como todos ustedes cuando creen salir con aquellos que se acumulan en sus agendas del teléfono. Voy perdiendo mapas sin equis por orillas que me dieron sed, arena y sangre.

Así vienen estas nuevas letras. Con ganas de leer fuera de carta más que de escribirse. Así nos ha traído la marea, con un oleaje de heridas cicatrizadas a punto de convertirse en bonitos tatuajes de trofeos. Amores que vinieron pa' decirnos 'así no'. Eso somos, un mar de indudables desdichas. Así vamos, con el miedo de bandera a caernos en unos labios que, por mucho que se lean estas letras no se piensan dar por aludidos. 

Que aquella chiquilla de ojos marrones me hacía de pecado, donde yo me creía Adán en su mismísimo Edén. Donde cuando surcamos los mares de alguna ciudad remota, iba como una cría recordando las miles de fotos de aquel fotomatón, donde me recordó que hay ciertas pieles, ciertas bocas, ciertos trenes que no regresan. Que estos escritos ya no quieren ser leídos sino ser vividos. Alguien que invierta su tiempo, en hacerlos realidad. Aquella que no piensa esperar a su príncipe azul sino que piensa ir a buscarse una locura más.

Pues eso quieren estas letras. 

Pecar de lo lindo, sábanas de domingos al suelo, la camiseta como pijama ajeno, la piel brillando al sol, dormida, cansada, a su lado; un pirata, exhausto, destruido, cansado de mil naufragios.

Ella era, en su locura,

La que mejor se echó a la mar.  

Para un mapa vacío, él era la equis, y ella,

Ella, pirata.

miércoles, 4 de enero de 2023

El amor no puede con todo

Ojos marrones, sonrisa sibilina. Ilusiones que vienen a quedarse en mitad de un desembarco de sueños recogidos en trocitos de papel. Chica que esconde mil historias que contar. Este primer párrafo te va a contar la primera de muchas. Te dije que volverías a buscar en este naufragio de amores algún poquito de complicidad. Porque acabas de conocer mi edén en mitad de un indudoso desierto. Al carajo las buenas formas. Se acabó el escribirse bonito. Deje aquí sus ruinas, todos esos 'se fue'. Aquí deje desnudos sus miedos, aguarde quieta mis letras. Mis caricias harán el resto.

Su nombre, pecado de cualquier hombre mortal, con cualquier manzana envenenada, con la ropa al borde de la cama, con sus labios secos en cualquier noche donde, como Penélope, deshacía lo tejido de cualquier relación a lo isla de las tentaciones. Donde ella pedía una hoguera, el otro ardía en la cama de otra.

Hemos pecado de lo lindo. Porque hemos ido a buscar el amor donde siempre. A buscar lo que menos nos quería. En busca de cualquier cuerpo sin alma, de cualquier físico sin amor. Y en este segundo párrafo rogamos nuestro castigo a besos. Como en estos caprichosos sueños de 2023. Que ya no se quiere, porque hemos perdido las formas, el fondo. Y ya las intenciones buscan un poquito de cordura en mitad de tanto amor libre. Al libertinaje le hemos abierto las puertas de unas noches de verano donde hemos ido rogando perdón por cada granito de arena que era cómplice de otro desamor de campeonato.

Va por todos los que besaron sin contrato de permanencia. A todos aquellos que escribieron mil veces amor sin saberse la definición. Va por todos aquellos que 'ghostearon' una relación, que perdieron una bonita amistad, una sonrisa tímida, con todas esas palabras rozándole los lunares de su piel, que les hiela cada vez que vienen a creer la razón, a fingir cariño, a contarse una falsa verdad. Aquí yacen los cuerpos inertes de aquellos que te mintieron en toda tu cara, que te escribían palabras repetidas de otra conversación. Al carajo todo aquel que te trató mientras se trataba a otra. Ahora me entiendes cuando te decía que el amor no puede con todo.

Al desastre de sus labios le empatábamos con todas nuestras virtudes. Que esta temporada no vamos a rogar ni un poquito de amor. Te escribe uno con un orgullo herido pero crecido. Que no soy mejor que nadie pero no tengo nada que envidiarle a todos esos que te ganaron batalla, que te engañaron en cualquier noche. Soy de los de abrazos infinitos, de calor en invierno, de chimenea, sonrisa, trabajo, feliz por los logros ajenos, que busca prosperar cada minuto, de amor unipersonal y recíproco, familiar, hogar, soy de los que quieren como la primera vez, sexo, amor. Todo junto. Todo juntos.

El error es ir buscando el mismo prototipo de amor de plástico que nunca nos puso un escrito de amor, que nunca nos besó con verdad. El error fue buscar sábanas frías que no nos querían más allá de 24 horas. Y nos cerraron las puertas de una relación donde nos creíamos protagonista, donde pensábamos que iban a cambiar. Fumar mata; el amor, también. 

El amor no puede con todas esas veces que contestaste por cortesía.

El amor va a dejar de escribirte nada más que termines de leerte esto. 

Y lo vas a dejar escapar una vez más, 

tonta, idiota.

jueves, 22 de diciembre de 2022

Mil veces amor

Volverse a leer. Que estás aquí sin habértelo pedido. Buscándome entre cualquier punto y coma, a cualquier hora de la tarde, entre cualquier propuesta de amor.

Que andes aquí curioseando cualquier hipotético principio. Ver como tu sonrisa  entraba en mi vida sin permiso. Buscándose un nuestro. Probándose un nosotros.

Que aquí perdida en estas líneas te sientes segura de cualquier proposición de amor. De cualquier caricia a destiempo, de cualquier beso aún no pedido; escapando la imaginación a cualquier cuento, a cualquier rincón de tu piel, erizada sin saber porqué.

Y mira que te lo avisé; que no me leyeras tanto, que ibas a volver. Y aquí te encuentras de nuevo, consumiendo cualquier escrito de amor, cualquier frase que se deje firmar a tu nombre, pidiendo autoría en cualquier labio ajeno, en cualquier esquina de tus comisuras, donde era yo el que te leería mil y una vez.

Y esperas, no sólo a que no acabe el texto sino a que te regalen cualquier futuro nuestro, cualquier cariño que nos haga cambiar la idea se relación. Nos valía cualquier bonita provocación, y empezar a pedirnos fuera de carta, lejos de cualquier borde de cama,

Donde mil veces nos leímos,

Y en ninguna nos llamamos amor.

martes, 20 de diciembre de 2022

No me leas tanto

No me leas como alumno rebelde pidiendo casi perdón. No me leas como sinónimo de léeme si te atreves. No me leas como afirmación de todo lo que nunca te llegaron a decir. No me leas como coincidencia de destino provisional, como buen eufemismo de 'te estaba esperando'. No me leas como cualquier oposición al amor. A donde vamos a jugárnosla habiendo estudiado mucho, habiéndonos hecho otros tan poco el amor. No me leas como provocación, como las palabras besos, sexo, desnuda, aquí, ven, sábanas al suelo, amor, agarrarse, manos, piel, gemido, labios, cualquier caricia, susurro, vino, manta, orgasmo, más, manzana, pecado, yo tu Adán, tú tan...

Que todas las leíste con ganas, con toda la intención de que te pillen, con cualquier indirecta hacia tus miedos. Todas esas guardadas en ese cajón que pone bien detallado: No me leas tanto. Profanando cualquier versículo de la biblia hablando del pecado en cuerpo ajeno, donde yo me creía Adán, y tú tan del verbo quererse. De la primera persona del plural del futuro casi perfecto.

Supongo que así debimos de llegarnos a cruzar; por puro azar, por destino, por futuro casi perfecto, en una 'x'  pintada con la misma tinta que casualmente están escritas estas letras. Marcando tus labios como sitio donde debí de perderme más de una vez sin que tú lo supieras. Supongo que, por ahí, y te aviso ya de antemano, seguiré perdiéndome más de mil veces.

Supongo que fue cualquier mirada, cualquier sonrisa furtiva a eso de las ocho de la mañana. Y de ahí imaginarla todas las mañanas en una cama deshecha, con ropa y sábanas al suelo. Me imagino la estampa en cualquier domingo nublado, en cualquier suelo, ambos descalzos, tú con una camiseta que te quedaba grande, yo, con una camiseta menos. Siempre cumpliendo lo de que menos por más es menos, que cualquier polo opuesto se atrae, que cualquier lengua se va a comer a cualquier matemática y viceversa. Cualquier excusa para creerte protagonista de un cuento que no te contaron en tu clase, en cualquier aula del que nunca fuimos alumnos, pero sí gritábamos presente.

Supongo y quiero pensar que el viaje, el que sea, se te hizo largo. Muy largo. Como para leerse tres o cuatro besos. Que ninguno de los dos llegamos hasta aquí sin no haber vivido antes unos treinta y pico. Con muchas historias que no merecieron la pena ni escribirlas. Supongo que, todo fue cuando empezaste a ser curiosa en cualquiera de mis letras, en cualquiera de mis días. Y me llenabas con solo mirarme sin tú quererlo, con sólo sonreírme sin ni si quiera tener una intención. Eso bastó, cualquiera de tus labios, cualquiera de tus miradas pidiéndome fuera de carta, abusando de la gentileza de cualquier mal escritor, de cualquier abusón de la palabra, de cualquier matón de clase, de cualquier amor. 

Y aplicar la ley pirata de un amor libre en cualquier agua. Inventando excusas para escribirte, cualquier motivo para ofrecerte un 'no me leas' de campeonato. Con mi nave rota por el oleaje, ahí iba soltando tus vocales en cualquiera de mis palabras piratas de bitácora. Encallando en una boca que tiene tu nombre. Pisar tierra que me sabe a cualquier hogar que quisimos compartir, maldiciendo tus vacaciones como un lugar donde nunca te veré, y ver como te alejas en un horizonte donde cada vez se ve mejor tu silueta y peor tus intenciones de si vas a darte la vuelta y volver.

Y aquí estás, leyendo a escondidas unos versos que te dije que nunca leyeras,

Como si la vida fuera a empezar hoy, o acabarse mañana.

Como si fuéramos a dejar de vernos o leernos para siempre. En ese intervalo infinito de tiempo.

No me leas tanto. 

Porque me vas a echar de menos hasta enero, hasta volver a vernos.

miércoles, 14 de diciembre de 2022

Definición de amor

Nos han puesto trampas hasta en las comisuras de nuestros labios, en aquellas esperanzas de cualquier amor perdido. Nos han puesto zancadillas hasta cuando estábamos ya caídos, con las alas bien rotas, con las heridas aún abiertas de tanta batalla perdida, de tanto amor servido, de tanto amor exigido.

Nos han mal querido mucho de sábanas para fuera. Hasta tal punto de que nos hemos sentido a la deriva en cualquier océano nuevo, en cualquier relación posterior. Y nos hemos sentido Magallanes en cualquier vuelta a empezar, en cualquier principio de besos. Creyendo recorrer el mundo en busca de una quimera, de una ruta hacia su boca, hacia la ruta de sus comisuras.

Nos han querido tan mal, tan rotos, tan rápidos; que no nos han dado tiempo ni a disfrutar de la derrota. Nos han querido tan difícil que ya no nos creíamos eso de que el amor estaba para nosotros. Nos han querido dar tantos besos falsos y vacíos que nos hemos creído que cualquier 'amor basura' era amor.

Hemos confundido tantas veces el aprecio con la pasión que hemos ido a enamorarnos de otro muro de piedra. Al frío de cualquier invierno nos lo hemos puesto de cómplice de cualquier cariño, al verano lo etiquetaron de promiscuo, el otoño siempre llegando tarde y las sábanas recuerdan primaveras donde ellos siendo marzo, nosotros siempre, tarde, siendo casi abril.

Nos han querido tan mal que ya no hay forma de quererse peor. Nos han besado tan mal que cualquier beso nuestro costaría a precio de cualquier diamante. Aquí estamos, tan heridos, que sanamos con solo tocaros. Con un historial de amores que no queremos para la siguiente luz, para la siguiente relación.

Que somos expertos en cualquier piel herida. En estar para todo. Expertos en estar para siempre, ante cualquier complicación, bajo cualquier concepto y sin derecho a devolución, sin intereses. Con años de experiencias en arañazos a nuestras promesas, con caricias en el sofá bajo unos días de lluvia a cualquier serie de Netflix. Sabemos tanto de vuestro cuello, que cualquier roce en él te invita a una nueva revolución de sábanas, ropa al suelo, amor.

Conocemos tanto vuestros fríos, que nuestros abrazos saben abrazar, saben ser hogar, saben cubriros completas dejando vuestra cara cerca del corazón, que ya sabemos darlo como vuestro sin ser roto. Si supierais las ganas que tenemos de acabar este párrafo y haceros el amor...

Si supierais la de veces que hemos estado despiertos viendo como os dormíais, la de veces que os hemos quitado el flequillo de la cara, la de veces que hemos acariciado vuestra piel sin sentido pero con toda la intención, la de veces que os hemos querido tan tan bien...

Si supierais la de veces que hemos estado escuchando vuestros días, la de veces que se ha quedado la taza de té fría escuchando vuestras preocupaciones, vuestro trabajo, vuestra rutina. La de veces que hemos estado ahí detrás de esa llamada de teléfono cuando aún no éramos ni novios. La de veces que hemos estado a ese lado del coche yendo a cualquier travesía, a cualquier playa, a cualquier plan.

Si supierais la de veces que hemos sonreído ante vuestra timidez, la de veces que hemos hecho de bufón de la corte, pañuelo de lágrimas, hombro donde llorar, acompañante silencioso. La de veces que os hemos dicho te echo de menos cuando nos separaban distancia, kilómetros, familias, vida. La de veces que hemos estado ahí sin estar. Si lo supierais estábamos convencidos de una única cosa.

Que de seguro que ya ni os acordaríais de como empezó de pesimista este post.

Pues eso es el amor.

Eso es jodidamente el amor.